La Madremonte, Ana Maria Nuñez



Es de carácter vengativo y cruel. Cubre usualmente su cuerpo con ramas, hojas, musgos y con su larga y desordenada cabellera.
La imaginería popular la pretende como agente moralizador, que castiga a los vagabundos, a los perjuros, y en particular a quienes hacen mal uso de la naturaleza, destruyen sus recursos o son perversos con sus semejantes.
Se le teme en las noches de tempestad, por sus aterradores bramidos o rugidos.
En la Madre Monte es tutelar; imaginémosla, o hagámosla ecológica, y en relación con la conducta humana, hagámosla moralizadora y atemorizadora solamente, que no dañina.
Para otros por nuestros caminos aparece de improviso, pero se esconde rápido por las espesuras y los matorrales, una visión o espanto. Es una fea mujer recubierta de escamosidades o lamosidades verdes, aulladora y que mete espanto a quienes la ven.
Va usualmente acompañada de una bandada de pájaros de diferente plumaje que hacen gran algarabía.
Es frecuente encontrar en su rastro, peligrosas serpientes así éstas no sean muy frecuentes en la región.
Encontrársela da inicialmente un gran miedo; pero es frecuente que ésta desaparezca al poco rato y que más bien en quien la vió, quede una sensación de tranquila curiosidad, pues es un espanto o visión que muestra ser manso y da la impresión de ser algo que forma parte de la misma naturaleza, de su fauna, y que nunca ataca al hombre o al ganado y si más bien como que sus costumbres se avienen con todos.

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